viernes, 26 de octubre de 2018

Actividad de reflexión y análisis 11

Me veo en la obligación de comenzar esta actividad con una Captatio benebolentiae ya que, sinceramente, no entendí muy bien lo que debía hacer. Entonces entré en Orientared y chafardeando un poco por la página encontré un a frase que me entusiasmó: "El propósito de la evaluación no es comprobar, sino mejorar." dentro de la evaluación educativa y psicopedagógica.

Esto me llevó a plantearme la eficacia de los exámenes de fin de evaluación. ¿No podrían utilizarse los exámenes a modo de controles durante el curso y realizar la evaluación final mediante trabajos que requieran poner en práctica las competencias y conocimientos? poniendo especial cuidado por parte del docente en comprobar la mejora del alumno concretamente en aquellas carencias que los controles previos pusieron de manifiesto. No sería necesario, en mi opinión, hacerlo en las tres evaluaciones. Las primeras evaluaciones se solventarían con un control y sólo la última se evaluaría con ese trabajo. 

Me parece una idea muy interesante que requeriría de una serie de medidas para llevarse a cabo: En primer lugar, habría que suprimir las calificaciones de final de trimestre y sustituirlas por otro sistema, más parecido al que había en primaria hace unos años, pero más detallado. Es decir, un sistema calificativo que pusiera de manifiesto lo necesario para una mejora de cara a la siguiente evaluación con textos que sustituyesen a la calificación numérica, pero no un necesita mejorar o un progresa adecuadamente, algo más detallado. 

Otra medida sería la incorporación al personal del centro de coordinadores de trabajo de fin de curso. Sí, básicamente estoy extrapolando el modelo de TFG, TFM y demás a la educación obligatoria. Estos coordinadores se encargarían de organizar tutorías con los alumnos y orientarlos a la realización de los trabajos, bajo la supervisión del docente. Estos puestos podrían ser ocupados temporalmente por docentes que aún no han obtenido su plaza, lo que les serviría como práctica, además.

Estas medidas serían beneficiosas en varios aspectos: En primer lugar, ya no serviría la memorización de contenidos para alcanzar una mejor nota. En segundo lugar, aquellos alumnos que trabajan bien, pero tienen problemas con el modelo de calificación, podrían dar lo mejor de sí mismos. En tercer lugar, se fomentaría el aprendizaje con fines prácticos y los alumnos entenderían mejor la importancia de los contenidos aprendidos. En cuarto lugar, los alumnos aprenderían paulatinamente desde pequeños a realizar un trabajo según las normas (sobre todo el tema de citar y del formato), no propongo meter las normas como imposición, pero sí que los coordinadores se encarguen de inculcarlas paulatinamente en función del nivel de curso. Y por último, la necesidad de un trabajo que implique todos los contenidos evitaría que se desechen los contenidos ya aprendidos después de los exámenes.

En resumen, la sustitución de exámenes por trabajos y el empleo de los controles como herramienta docente para impulsar a los alumnos de forma más personalizada, sería muy beneficiosa y posiblemente un paso necesario para un nuevo sistema educativo, más actual y personal.

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