De las opciones propuestas, voy a quedarme con O Pelouro, que seguramente sea la opción más popular, pero, sinceramente, me ha enamorado.
Antes de meterme con el tema de la diversidad, que es lo que aquí nos ocupa, me gustaría recalcar algo que vi en los vídeos de clase. Quiero poner un gran énfasis en aquel padre que decía emocionado que cambiaron de centro a su hija porque se había convertido en una persona distinta al comenzar el colegio, sobre todo en su trato con los adultos. Se refleja claramente en el comportamiento de la niña el miedo adquirido por influencia de los profesores por medio de la autoridad. Un miedo que nos inculcan desde pequeños y que tenemos siempre, por eso no nos sentimos seguros con las figuras de autoridad, a mí no hay nada que me intranquilice más que las calles llenas de policías.
¿De dónde proviene este miedo? En mi opinión de una mala aplicación de la autoridad, una aplicación totalmente dictatorial. Esta es la autoridad y te aguantas. Creo en la autoridad, pero no en la "autoridad autoritaria" valga la redundancia. Porque un profesor tiene que ser una autoridad, pero tiene que poner de manifiesto el porqué, tiene que mostrar autoridad a través de sus actos y sus conocimientos, pero esa autoridad tiene que ser empleada de forma flexible. La autoridad no debe imponerse sin más, se tiene que imponer de forma lógica y dialogante. No hay que castigar a un niño sin más por incumplir las normas, ellos no las conocen, son cosas que se ha inventado la gente. Hay que explicar esas normas, hacer entender por qué se hace así.
Me he alargado más de la cuenta con el tema anterior, pero la verdad es que me he quedado nuevo. Ahora sí, voy a abordar el tema de la atención a la diversidad y por qué creo que O Pelouro trabaja magistralmente este tema.
En primer lugar, las normas de O Pelouro son flexibles y adaptables, pero con cabeza. El centro contempla de base la flexibilidad, no improvisa en casos aislados. Da una atención más personal y no deja a los niños solos en un sistema reglado e inflexible.
En segundo lugar, los valores inculcados a los alumnos. Los alumnos de O Pelouro se acostumbran a la diversidad, se realiza un esfuerzo por normalizarla y por romper esa convención de las escuelas de la igualdad. No somos todos iguales, la igualdad se toma como algo bueno, y lo es en ciertos aspectos, pero creo que hay que abrir los ojos y contemplar la desigualdad positiva. No somos iguales, pero eso no significa que seamos mejores o peores, somos distintos y creo que O Pelouro pone un gran énfasis en eso, educando a sus alumnos en la comprensión de las desigualdades y formando a unos niños que, a pesar de su temprana edad, contribuyen a la integración de cualquier persona en el centro.
Creo que este es el mayor acierto de O Pelouro, no cargar únicamente a los profesores la responsabilizar de integrar, sino inculcar a los alumnos esas ideas integradoras, formando un equipo que no deja a nadie atrás; lo cual en este caso no implica realentizar al resto, si no dar con la forma de avanzar todos juntos a una gran velocidad.
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